En el último año y medio (tal vez viniera de antes, pero soy demasiado joven como para saberlo), se ha instalado en la opinión pública una sospecha permanente hacia las encuestas. Se les acusa de intentar manipular las tendencias de voto o de interpretar los datos según sus propios intereses. Queda para otra vez una respuesta a todo esto; en todo caso, a veces son quienes elaboran las encuestas los que se empeñan en poner palos en sus ruedas.
Metroscopia, una de las empresas demoscópicas más importantes de España y que publica encuestas mensualmente en El País, publicaba esta tarde un tuit. En el mismo hacía la siguiente afirmación: «El votante que se encuentra en desempleo es 5 puntos más partidario de Ciudadanos ahora que hace seis meses». El gráfico que utilizaban como prueba es el siguiente:
Hay algo que chirría profundamente en el gráfico. ¿Verdaderamente se puede afirmar que, en abril, el 16 % de los parados apoyaba a Ciudadanos, y en octubre lo hace el 21 %? Este dato es falso, y se demuestra fácilmente sin necesidad de información complementaria.
Si sumamos los porcentajes del gráfico, tanto los de abril como los de octubre dan como resultado 100. El gráfico se refiere a la ocupación de los votantes de Ciudadanos en porcentaje, según las encuestas de Metroscopia, y no al porcentaje de votantes a Ciudadanos en cada grupo de ocupación. Son cosas diferentes. Entender esto es tan sencillo como detenerse unos segundos en el gráfico: es la única interpretación posible. Los parados han subido un 5 % entre los votantes de Ciudadanos, mientras se han reducido ligeramente los porcentajes de jubilados/pensionistas, estudiantes y amas de casa (femenino intencional), en la misma proporción.
La interpretación que da Metroscopia a sus lectores es peligrosa por dos razones. En primer lugar, porque puede tratarse de una manipulación. No se le escapa a nadie que la apuesta de El País, el medio en el que publica sus encuestas, es un gobierno de coalición entre PSOE y Ciudadanos. Que se me entienda bien: esto es legítimo, no son el único medio que hace su propia apuesta política, unos de forma pública y otros mediante una línea editorial. Metroscopia, por consiguiente, podría estar manipulando los datos de sus propias encuestas para presentar una imagen de Ciudadanos que no se corresponde con la realidad.
La otra posibilidad no es mucho más halagüeña: que el gestor de redes de Metroscopia no sepa leer los datos. El prestigio de las empresas demoscópicas se basa en su objetividad, sí, pero también su fiabilidad y en la calidad el trabajo realizado. Una empresa que aspire a ser científica en sus análisis no puede permitirse que sus propios trabajadores sean incapaces de comprender el trabajo realizado.
En resumen, no necesariamente debe tratarse de la archiconocida «mano de Cebrián», pero la alternativa tampoco es mejor. Las encuestas, bien hechas, son fiables, y no solo las propias. Otra cosa es que a una encuesta que cumpla con parámetros científicos se le manipulen los resultados. Esa es otra historia...
